Etiquetas
¿Quién no ha mandado alguna vez un correo que nunca ha sido contestado?
¿Quién no ha dudado de que lo que había escrito no ha existido en realidad, precisamente por esa falta de respuesta?
¿Quién no se ha preguntado cómo es la nada en la que viven tus palabras no contestadas, quizá nunca escritas o no enviadas?
La monotonía nos traga, igual que los pasillos de una oficina.
A veces hasta tal punto desaparecemos, que nos diluimos en la nada de una absurda vida y nos parece que hemos dejado de existir.
Cada carta no contestada, sólo confirma lo que sospechamos, que no existimos.
Pues si lo hiciéramos, habría alguien al otro lado para responder a nuestras cartas.
Buena reflexión, un saludo y feliz viernes
Muchas gracias, Julia.
¡Feliz fin de semana para ti también!
Livia