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Isla

Afrontar esta locura global no es fácil sin tu espacio privado.

Tu isla es un lugar donde te cobijas de todas las bombas de furia y miseria que nos acechan a diario en cada esquina.

La pérdida de confianza en tu privacidad es un golpe rápido y certero. Algo que, a mí, me resulta insoportable.

Si ocurriera, sería el principio del fin, ya que por mucho que viajes o por mucha gente que conozcas, hay siempre un lugar de descanso del que formas parte tú y esas escasas personas de confianza que te entienden sin que expliques y que forman parte de esa maleta de la que jamás te puedes deshacer.

Hay gente que llena su isla de gente vacía, sólo por llenarla con muchos.

Esos son los que están solos. Sin embargo, son necesarios, porque mantienen el equilibrio del universo.

Estas personas, en realidad, nos complementan. Son oscuros, nacen del odio, el rencor, la baja autoestima, de problemas personales o de la envidia. Y se rodean de gente también vacía para obviar que no son queridos por quienes son.

De todos modos, son necesarios, porque al juntarse entre ellos construyen sus islas compuestas de mentiras consentidas donde la verdad es sólo algo de lo que huyen.

Resulta muy distinto que te fastidie un tonto, pues no entenderá tu respuesta. Esta falta de compresión, no me afecta de forma excesiva. Es comparable a establecer un combate de esgrima con quien no porta sable. Es un duelo insulso e inútil.

Por el contrario, si el combate se mantiene contra un contrincante inteligente, la batalla se convertirá en laboriosa y entretenida a partes iguales. Y tus respuestas, formarán parte de un diálogo en el que se abrazarán diferentes puntos de vista.

A los tontos no les contestas, y a los inteligentes, aunque son más difíciles de rebatir, sin duda, son mucho más divertidos, por eso mi isla, definitivamente, es muy divertida.