Hace más de diez años que invierto en bolsa y rara vez me ha generado pérdidas.
Empecé de una manera algo estúpida: una charla con el director de un banco.
Aquel día fui para que me asesorasen sobre depósitos, rentas fijas, o cualquier tipo de inversión.
Recibí información sobre todo tipo de productos, pero había un tema que cada vez que yo tocaba, era obviado: la bolsa.
Tras mi insistencia recibí la información que perseguía. El director de aquel banco me desaconsejaba invertir en bolsa, era muy arriesgado y yo desconocía ese campo. Tenía razón.
Después de varias visitas a otras entidades bancarias recibía las mismas respuestas.
Al llegar a casa y ya invadida por las sospechas, empecé a echar cuentas. Todas las posibilidades de ahorro que me ofrecía el banco hacían que mi cuenta generase unos beneficios irrisorios.
Mientras que ese mismo dinero hacía que mi banco obtuviese unos beneficios brutales ¿La razón? Mi banco invertía mi dinero en el mercado de valores, es decir, jugaba en bolsa.
Una vez llegué a esta conclusión y encontrando la situación harto injusta, el paso siguiente fue subsanar mi ignorancia sobre los mercados de valores, que era la que hacía que ellos se enriqueciesen con mi dinero y yo no.
Aquí comenzó mi investigación y posterior zambullida en índices, mercados y todo lo relativo a la economía.
Un banco es un negocio. Si un banco no quiere que hagas algo, es porque no le conviene. Esto se tradujo en mi mente en una simple frase: si no quieren que lo hagas, es que debes hacerlo.
Empecé a operar por mi cuenta desde internet a través de mi banco.
Como novata que era, cuando empecé prefería especular, es decir, ganar en un período de tiempo muy corto, que podía tratarse de un solo día o de una semana como máximo. Sin embargo, más tarde me percaté de que no siempre esta opción era la más adecuada.
Si bien es cierto que he leído mucho, muchísimo sobre economía, análisis, tendencias y he observado el comportamiento de los mercados, la clave de que durante estos diez años no haya perdido en bolsa ha sido crear mi perfil personal de inversor.
Me explico: El único enemigo que tenemos en bolsa somos nosotros, nuestra avaricia y nuestro miedo. Si tenemos el control sobre ellos, siempre obtendremos ganancias.
Se trata de constancia, paciencia y disciplina.
El 90% de los pequeños inversores, forman parte de la gente que pierde en los mercados. Tienes que saber cortar las pérdidas y establecer tu “stop loss” “órdenes de corte de pérdidas”. En otras palabras, saber cuándo retirarse.
Hay que tener un plan de antemano, no dejarse llevar por el miedo y marcarse objetivos reales.
Mi sistema de trading está adaptado a mi personalidad y circunstancias particulares. Intento ganar cada mes algo y acumulo esas ganancias en otra cuenta.
Hay valores que sólo me interesan por los dividendos que generan. Es decir, o bien me ingresan una cantidad cada cierto tiempo, o dejo que los dividendos se conviertan en más acciones. Esto incrementa mi inversión, que quizá puedan completar mi pensión futura.
Preguntas que me planteo cuando invierto en algún valor:
1 ¿Cuáles son mis objetivos? Fijar cuáles van a ser mis ganancias y vender cuando las tenga, aunque la acción siga subiendo.
2 ¿En qué mercado voy a operar? Siempre lo hago en uno que conozco bien, suele ser el nacional.
3 ¿En qué marco temporal operaré? Establezco cuándo quiero recoger beneficios.
4 ¿Qué tipo de valores buscarás para entrar? Observo el comportamiento de acciones fiables, es decir, compañías fuertes.
Según he observado, los mercados bajan o suben por períodos, que no dependen en absoluto de si las noticias económicas son buenas o malas. Simplemente creo que los hacen subir o bajar, según les interese. Esta es una apreciación personal basada en la observación durante años, que sé que enfadará a cualquier analista o economista, pero es lo que pienso.
Es fundamental precisar tu hoja de ruta en la aventura de los mercados financieros, pues como he dicho, nuestro gran enemigo somos nosotros mismos.