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Prometer se puede prometer de todo y siempre.

Imaginaos que yo os digo que a cada uno que me lea voy a mandarle cincuenta mil euros, os veo leyendo aunque escriba qué he desayunado hoy ¿Me equivoco?

Con los políticos funciona igual, ellos prometen en sus programas electorales con desahogo, son elegidos y sus promesas quedan en el olvido sin más consecuencia.

Nunca lo he entendido, porque, a mi modo ver, puede equipararse a un incumplimiento de contrato pero sin consecuencias. 

Los días preelectorales sueltan lo que quieren en sus encendidos discursos y en cuanto se acomodan al día siguiente, pactan con quien les viene bien o hacen absolutamente lo contrario a lo que han venido proclamando durante meses. 

No hay consecuencias para nuestros representantes públicos porque la mayoría los españoles olvidan, vuelven a sumergirse en sus rutinas diarias y en sus quejas de desahogo en los bares. Verdaderamente desalentador y deprimente.

La resignación de los españoles paga los sueldos de los políticos.

Por esa razón, nunca he entendido por qué los programas electorales no se firman ante notario.

Sería lo más lógico. Si no se cumplen todos y cada uno los puntos que se prometen a los ciudadanos, simplemente, el partido en cuestión tiene que abandonar su escaño, su sueldo y buscarse la vida en otra cosa. Se acabarían las promesas al aire.

De esta manera, prometerían sólo y únicamente lo que fueran a cumplir. 

Supongo que en esta tesitura sólo habría un par de puntos en sus programas pero, por los menos, no tendríamos que votar un cheque en blanco y pagar durante cuatro años para que lleven a cabo todo lo contrario a lo que, en realidad, queremos que arreglen. De paso, y ante notario, nos libraríamos del noventa por ciento de los mentirosos y sus mentiras de un plumazo, nunca mejor dicho. 

Y de esta forma, sólo permanecerían los que cumpliesen lo que llevan en sus programas electorales, lo que reiteran con fruición por todas partes de España hasta el día anterior a las elecciones, día en el que nuestros representantes sienten una gran liberación, la de saberse pagados durante cuatro años más, sin tener que realizar el esfuerzo de ir de pueblo en pueblo, besando, saludando y prometiendo. 

Bajo mi punto de vista es de una lógica aplastante. 

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