Etiquetas
El autor de un blog es, en cierta manera, alguien con cierto grado de valentía, pues se está exponiendo de forma continuada cuando publica.
Un blog es una herramienta de comunicación digital en la que muchos pueden participar y aportar opiniones, es una manera de diálogo. El mundo de los blogs, ha permitido a millones de personas compartir opiniones, aportar datos o explicar sus vivencias personales
Sin embargo, los blogs empiezan a mostrar su lado más vulnerable ya que estamos asistiendo a la llegada de un fenómeno que utilizan muchos usuarios de Internet: El anonimato.
El uso de un pseudónimo o el uso del anonimato no es nada malo en sí, pero es una manera de “esconderse” y, de esta manera, pueden llevarse a cabo comportamientos negativos.
Muchos usuarios vierten su ira o problemas personales, haciendo uso de las redes sociales y, a veces, nosotros, los blogueros, somos objeto de estos insultos o comentarios ofensivos.
Lo que motiva a estos seres anónimos es poder alimentar su ego sin tener que sufrir las consecuencias de sus actos y para ello no utilizan su verdadero nombre.
Algunos blogueros tienen la suerte de conocer quién es esa persona que no deja de enviarle comentarios ofensivos, pueden también conocer su identificación IP o tener la precaución de guardar sus comentarios. En ese caso, hoy en día, se puede actuar en consecuencia. Pero la mayoría de los blogueros, o escritores de blogs, que son objeto de estos abusos no conocen el nombre de la persona o personas de la que son objeto.
Los mensajes de este tipo, que abundan mucho en la red 2.0, persiguen intencionadamente provocar la reacción del autor del blog.
Este tipo de usuarios anónimos suelen ser inmunes a las críticas y a argumentos lógicos. Es totalmente inútil razonar con ellos, aunque tu argumento sea sólido, porque su fin es ofender y entienden sólo lo que quieren entender.
En ocasiones, hacen comentarios que nada tienen que ver con lo que escribes, pues son una especie de sociópatas que se regocijan al herir los sentimientos de otras personas, pues es lo único que persiguen. En otros muchos casos, no entienden la entrada, pero la comentan igualmente.
No sienten ningún tipo de remordimiento.
Escriben para hacer daño y no se atienen a las reglas básicas de convivencia o de educación básica.
No existe límite para ellos cuando desean desatar su ira.
Se escudan en el anonimato que les proporciona la red para, así, soltar su necesidad de descargar su frustración y su odio.
No hay que menospreciar a este tipo de personas, puesto que suelen carecer de escrúpulos y provenir de estratos muy bajos de la sociedad. Nadie les ha enseñado que no todo vale y probablemente hayan tenido problemas para controlar su ira con anterioridad.
Y digo que son peligrosos porque en su personalidad suelen coincidir cuatro rasgos: psicopatía, narcisismo, maquiavelismo y sadismo.
Pero, ¿de qué se alimenta este tipo de sujetos anónimos?
Buscan tu enfado con sus ofensas y les encantará que les dirijas insultos, pues las emociones de indignación que provocan les dan una sensación de placer.
Hay dos formas de lidiar con este tipo de usuario anónimo: ignorarlos o bloquearlos.
La buena noticia es que la impunidad, que hasta ahora había tenido este tipo de comportamientos, empieza a resquebrajarse.
En internet también se deja huella. Lo que se escribe puede tener consecuencias y aunque todavía haya mucha gente que crea que el mundo virtual no tiene relación con el real, ya no es así.
Moscas…
Pues sí…